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martes, 23 de septiembre de 2008

Mi viaje a Senegal: El Deporte... Por Oscar Monterreal

Esta vez os hago llegar este estupendo trabajo de Oscar Monterreal durante su viaje a Senegal, cuna de grandes atletas y lugar simbólico en África, donde se puede observar con total claridad el contraste que ocasiona la precariedad y humildad de un pueblo que a la vez realiza un culto al deporte que muchos quisiéramos para países del primer mundo como el nuestro. Gracias Oscar por poner este documento escrito y visual a disposición de todos los Canguros.

MI VIAJE A SENEGAL: EL DEPORTE

Senegal es un país de gran cultura deportiva. Dos son los deportes más importantes. El primero, menos popular pero de gran tradición, es la lucha senegalesa. El segundo, el fútbol. En Senegal, los africanos que triunfan en el fútbol europeo, especialmente Eto’o, son el modelo, y muchos buscan la salida de la miseria a través del fútbol. En todos los barrios, en todos los pueblos, en todas la playas, siempre hay mogollón de gente jugando al fútbol.
Estuve la primera quincena de agosto, y salí a correr casi todos los días. En Dakar fue fácil. Desde casa, en las afueras de la capital, se extendía hasta el centro el paseo marítimo y podía hacer mis buenos kilómetros en un marco adecuado. Además del fútbol, en las playas se realizan todo tipo de deportes, gimnasia, aeróbic, tai-chi, mucho ejercicio colectivo al mando de monitores. Por la tarde se juntaban miles de personas moviendo el cuerpo. Todas ellas, en algún momento del entrenamiento, abandonan la playa y corren un rato por el paseo, por lo que se juntan riadas de corredores. La verdad es que fue una gozada correr en ese ambiente, entre africanos, tan lejos de casa, con ese clima tan hostil. Descubriendo mundo.
El nivel que me encontré no es muy alto. Claro, ésos de los que os hablo no son realmente corredores, sino gente que corría un poco para completar su entrenamiento. Yo iba a mi ritmo normal de rodaje, a 5’ aprox., incluso más despacio (calor y humedad a ratos aplastante), y los adelantaba a todos. No sólo su técnica es deficiente, también su indumentaria, cada uno se pone para correr lo que pilla: camisetas de partidos políticos, pantalones vaqueros... Se nota sobre todo en el calzado, algunos corren con chanclas, otros con sandalias de goma, de las que usábamos de niños para ir al río; los más con zapatillas, pero no de correr, sino de las tochas con las que juegan al fútbol. Qué pena, porque había alguno con una pinta de corredor que te cagas. Yo pensaba: “con tus piernas y mis medios conseguiríamos un campeón olímpico”.
También rodé en otras poblaciones, y cuanto más alejadas de centros turísticos, más sorprendente les parecía ver a un blanco correr por las calles. Los niños me saludaban, y algunos se animaban a correr conmigo. Disfruté un montón de la experiencia. Lástima que en una de las ciudades que visité, Saint Louis, se había celebrado una carrera una semana antes. ¡Lo que me hubiese gustado participar!
Oscar Monterreal.

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