5º Puesto en la Copa de España Veteranos. Por Javier Odriozola.

El pasado sábado, 2 de febrero, se celebró la primera edición del Campeonato de España de Clubes Veteranos en Pista Cubierta. Y el Canguro, ¡cómo no!, clasificado y dispuesto a todo, se plantó en la magnífica, pero heladora, pista de Antequera para abrir el historial. 

El primero en competir fue Donato Ramírez en el 60m vallas, entrando tercero en meta con 10.07, 4º puesto por coeficiente: 79,84% y aunque él no se quedó muy satisfecho con su marca: 5 puntazos para el Canguro.
En la altura, tras atender la llamada urgente del club e interrumpiendo unos días de vacaciones en la costa malagueña, compitió Pekka Odriozola, que sin ninguna experiencia previa en esa prueba nos sorprendió a todos saltando "Fosbury" y pasando las tres primeras alturas: 1,24m, 54,87% y un punto más a nuestra cuenta. Luis Carlos Torreglosa, en longitud, tras dos nulos (por la mínima) muy largos, aseguró el tercer salto y en el último se fue a 5,42, 4º puesto del concurso, 6º por coeficiente: 64,37% y 3 puntos. 

El nivel de porcentaje en todas las carreras fue muy alto, y así con 86,37% y una marca de 8.07 Luis Fer García obtuvo 2 puntos, yendo de menos a más en los 60m. En los 400m, Donato siguió la estela de un rival más joven y consiguió el primer triunfo de la tarde para el Canguro con una estupenda marca de 54.45 y 86,63%: 8 puntos y la satisfacción de comprobar que en su distancia está mejor de lo que esperaba. 

Las pruebas de medio fondo y fondo en este tipo de campeonato se covierten en carreras contra el reloj, donde lo que cuenta es la mejor prestación de cada corredor y la táctica queda relegada al olvido. Fernando Aguado realizó un perfecto 1500m, manteniendo su propio ritmo y con garra para esprintar y pasar por dentro en la recta final al corredor que le precedía: 5.03.84, 86,42% y 5 puntos a nuestra cuenta. Volviendo a las distancias cortas, hasta el speaker oficial de las instalacione se quedó asombrado con la velocidad desplegada por Alfredo García de Lario en el 200: 23.71, mejor marca de las dos series, 86.50% y 6 puntos. En el lanzamiento de peso, Carlos Rodríguez, tras asegurar en el primero, se fue hasta 8,43 en el tercer lanzamiento: 50,94% y 3 puntos, buen concurso de Carlos. 

La siguiente contrareloj fueron los 800m, donde Ignacio Isasi compitiendo con su valentía habitual consiguió una estupenda marca, para el inicio de la temporada, de 2.23.57, 85,16% y 4 puntos. En el triple salto, nuestro bronquítico Luis Carlos Torreglosa, que se vino hasta Antequera a pesar de encontrarse aún convaleciente, saltó 10,65 en su primer intento y consiguió 4 puntazos más en nuestra cuenta con 59,63%. Antes del relevo, se disputó el 3000m, donde Javier Odriozola (autor de esta crónica y estrenándose como delegado del grupo) encontró el ritmo exacto que había soñado en su mejor predicción y consiguió mejorar su porcentaje de veterano en esta prueba, parando el crono en 10.26.85, lo que supuso el segundo triunfo individual del Canguro en la tarde: 87,27% y 8 puntos. 

El relevo 4x200 puso fin al Campeonato. Nuestros esforzados "doblistas" fueron Alfredo, Luis Fer, Ignacio y Fernando. Todos se vaciaron en la vuelta a la pista y marcaron 1.51.47, lo que nos otorgó 4 puntos más con 80,44%. 

El nivel del Campeonato fue altísimo y el Canguro consiguió, gracias a una actuación muy homogénea y competitiva de sus nueve atletas, 53 puntos y el QUINTO puesto de España, partiendo de un teórico séptimo puesto por estadillo. 

El ambiente en el equipo ha estado a las alturas acostumbradas y la cena de celebración resultó pantagruélica (aunque económica). Y a pesar de no conseguir que Luis Carlos bebiera el recio vino tinto que recuperó las fuerzas del resto del equipo, nos deleitó con múltiples secretos de sus interesantísimas experiencias en el mundo del deporte.  

Donato y el cronista salimos a estirar las piernas el domingo por la mañana. Siguiendo las indicaciones del conserje rodamos hacia el campo de golf que da nombre al hotel, campo que nunca alcanzamos ya que se encuentra al otro lado de una "colinita" cuyos porcentajes de desnivel desafiaron nuestras mermadas fuerzas. Afortunadamente, dimos con un campo de fútbol solitario, de mullida hierba y con vistas sobre el amanecer antequerano, que curó nuestras piernas y nuestro espíritu.
Javier Odrizola