El fin de semana me desplace con mi amigo Julio a San Sebastián a intentar conseguir el segundo de mis objetivos de la temporada (bajar de la hora y media en los 21, distancia que corría por segunda vez en mi vida), si bien los prolegómenos de todo ello no hacían presagiar nada bueno (tendinitis del tibial posterior que arrastraba desde hacía 4 semanas, recibimiento de la Bella Easo con una lluvia torrencial y Eolo que paraba todo lo que se le ponía por delante, una humedad que sentías hasta en los tuétanos, una ballena en el peine de los vientos que resoplaba agua a más de 4 metros de altura así como un camarero que entendió al servirnos la cena que para nosotros era más importante una salsa boloñesa en cantidades industriales que un pantagruélico plato de espaguetis "a secas"). En fin, que cuando esa noche me acostaba preferí rezar y encomendarme al amparo de todos los Santos para conjurar las adversidades que al día siguiente se podrían dar. Y llegó el ansiado día y........afortunadamente los Santos me escucharon..... Oh, ¡milagro, milagro! ¡La ducha se había cerrado, el atizador había aflojado su ímpetu y el perro que roía mi pierna parecía haberse buscado otro hueso!.
Después del fenomenal desayuno, comenzó lo "bueno". Bajamos por la Avenida de Navarra (premonición) y llegamos a la playa de Zurriola donde no cabía un alfiler. Después de calentar y estirar, Julio y yo nos dispusimos a buscar un hueco dentro de toda esa multitud que allí se dio cita. Tras un breve impass....¡pum¡ y, como en los Sanfermines, pensé, ¡ya está el lío montado¡. Y así fue, pues me dispuse a acometer la distancia como un cohete (parecía estar más delante de los toros que en Donosti disfrutando del hermoso paisaje y de su repostería) y así pasó..., primer kilómetro a 4 pelados (Jose, que vas muy deprisa, afloja¡), segundo kilómetro a 4 y pocos segundos (Jose, que te estás emocionando ¡demasiado!), tercer kilómetro a 4 y muy pocos (Jose, ¡que te pierdes!)....., pues tras pasar el 10,4 a 43' 37' entre el 12 y el 16 vino la boa con muy malas intenciones (¡la tía se había fijado en mí y yo con dos animales enganchados a mis "patitas de jilguero"!).... y ahí fue cuando los Santos invocados, el carácter que nos imprime esta afición, los ladridos y las dentelladas del perro, que reivindicaba el hueso sólo para sí, y mi amigo Julio, el encantador de serpientes (¡torero, torero¡) le explicaron que era mejor irse a ligar en tan estupendo día con un boo, que se encontraba esperándola en la playa de la Concha (kilómetro 17). Y…¡la tía les hizo caso!, pues aunque con el rabillo del ojo vimos que en un principio el boo pareció hacerse el remolón , la boa se emocionó con él y comenzó a mostrarle sus mejores encantos por lo que finalmente se perdieron mar adentro rumbo a la isla de Santa Clara (¡feliz viaje de novios¡ si alguno sabe donde anidan, ruego me lo diga para enviarles un buen regalo de bodas o de lo que sea, especialmente al boo para que en la próxima me auxilie de nuevo...si lo preciso...) y comieron perdices y todas esas cosas. En fin, con menos lastre y tras pasar el Buen Pastor a toda pastilla, y de paso dar gracias a todos los Santos por su inestimable ayuda (kilómetro 18), giramos para bordear el Urumea (kilómetro 19), y una vez sobrepasado el majestuoso puente de Zurriola, nos dispusimos a encarar los dos últimos kilómetros. Entonces,...........
¡La meta, la meta!, pensaba. ¡Ahí está mi tabla de salvación y de descanso, de buena bebida y mejor comida!...¡¡Lo que me queda...! Miré el crono y pensé ¡puff, muy justo!... Fue entonces cuando la cabeza, ese duende que todos llevamos dentro llamado pundonor, reaño (llamenlo ustedes como quieran) y, como no, las espuelas de mi amigo Julio (nuevamente, ¡torero, torero!) hicieron que pensase menos en Cronos y más en emular a Aquiles, aumentando el ritmo de mis zancadas (buena lección para el futuro), por lo que como el Ave Fénix nos elevamos a través de la Avenida de Navarra para girando de nuevo en una pequeña rotonda avistar la ansiada playa de Zurriola y un Cantábrico balsámico.¡OH!, ¡qué maravilla! ¡Falta poco, falta poco! y, mira por donde, acababa de poner las zapatillas en la recta final. ¡A por ella! ¡Que llego, que llego! ¡A rematar!. Miro el crono y ¡Gol!, ¡Gol!, ¡Goooooool! 1 h. 28' 55'' (1h. 29' 07'', desde el pistoletazo).
Bueno. No puedo concluir estas líneas sin dar las gracias a todos los Santos, por haberme escuchado; a mi amigo Julio Rodríguez Asensio (él sí que corre de verdad), excelente deportista y mejor persona, por su gran apoyo durante toda la carrera y su inestimable ayuda en los momentos más complicados, que los hubo; al perro, que se postuló como único poseedor de mis piernas frente a la boa; y....por supuesto.......... ¡AL BOO! (ya sabéis todos porqué).
Ahora, a ver si alguien encuentra una perrita minifaldera que se lleve al chucho a pasear lejos de Madrid (espero que no tarde más de un mes). Prometo hacerle un buen regalo, vamos como al boo.
Un saludo para todos mis compis de este gran y estupendo club. Y felicidades a Santiago Chiscano por su excelente marca. ¡Agur!
¡Gracias Jose Mari! Por tu crónica.
Después del fenomenal desayuno, comenzó lo "bueno". Bajamos por la Avenida de Navarra (premonición) y llegamos a la playa de Zurriola donde no cabía un alfiler. Después de calentar y estirar, Julio y yo nos dispusimos a buscar un hueco dentro de toda esa multitud que allí se dio cita. Tras un breve impass....¡pum¡ y, como en los Sanfermines, pensé, ¡ya está el lío montado¡. Y así fue, pues me dispuse a acometer la distancia como un cohete (parecía estar más delante de los toros que en Donosti disfrutando del hermoso paisaje y de su repostería) y así pasó..., primer kilómetro a 4 pelados (Jose, que vas muy deprisa, afloja¡), segundo kilómetro a 4 y pocos segundos (Jose, que te estás emocionando ¡demasiado!), tercer kilómetro a 4 y muy pocos (Jose, ¡que te pierdes!)....., pues tras pasar el 10,4 a 43' 37' entre el 12 y el 16 vino la boa con muy malas intenciones (¡la tía se había fijado en mí y yo con dos animales enganchados a mis "patitas de jilguero"!).... y ahí fue cuando los Santos invocados, el carácter que nos imprime esta afición, los ladridos y las dentelladas del perro, que reivindicaba el hueso sólo para sí, y mi amigo Julio, el encantador de serpientes (¡torero, torero¡) le explicaron que era mejor irse a ligar en tan estupendo día con un boo, que se encontraba esperándola en la playa de la Concha (kilómetro 17). Y…¡la tía les hizo caso!, pues aunque con el rabillo del ojo vimos que en un principio el boo pareció hacerse el remolón , la boa se emocionó con él y comenzó a mostrarle sus mejores encantos por lo que finalmente se perdieron mar adentro rumbo a la isla de Santa Clara (¡feliz viaje de novios¡ si alguno sabe donde anidan, ruego me lo diga para enviarles un buen regalo de bodas o de lo que sea, especialmente al boo para que en la próxima me auxilie de nuevo...si lo preciso...) y comieron perdices y todas esas cosas. En fin, con menos lastre y tras pasar el Buen Pastor a toda pastilla, y de paso dar gracias a todos los Santos por su inestimable ayuda (kilómetro 18), giramos para bordear el Urumea (kilómetro 19), y una vez sobrepasado el majestuoso puente de Zurriola, nos dispusimos a encarar los dos últimos kilómetros. Entonces,...........
¡La meta, la meta!, pensaba. ¡Ahí está mi tabla de salvación y de descanso, de buena bebida y mejor comida!...¡¡Lo que me queda...! Miré el crono y pensé ¡puff, muy justo!... Fue entonces cuando la cabeza, ese duende que todos llevamos dentro llamado pundonor, reaño (llamenlo ustedes como quieran) y, como no, las espuelas de mi amigo Julio (nuevamente, ¡torero, torero!) hicieron que pensase menos en Cronos y más en emular a Aquiles, aumentando el ritmo de mis zancadas (buena lección para el futuro), por lo que como el Ave Fénix nos elevamos a través de la Avenida de Navarra para girando de nuevo en una pequeña rotonda avistar la ansiada playa de Zurriola y un Cantábrico balsámico.¡OH!, ¡qué maravilla! ¡Falta poco, falta poco! y, mira por donde, acababa de poner las zapatillas en la recta final. ¡A por ella! ¡Que llego, que llego! ¡A rematar!. Miro el crono y ¡Gol!, ¡Gol!, ¡Goooooool! 1 h. 28' 55'' (1h. 29' 07'', desde el pistoletazo).
Bueno. No puedo concluir estas líneas sin dar las gracias a todos los Santos, por haberme escuchado; a mi amigo Julio Rodríguez Asensio (él sí que corre de verdad), excelente deportista y mejor persona, por su gran apoyo durante toda la carrera y su inestimable ayuda en los momentos más complicados, que los hubo; al perro, que se postuló como único poseedor de mis piernas frente a la boa; y....por supuesto.......... ¡AL BOO! (ya sabéis todos porqué).
Ahora, a ver si alguien encuentra una perrita minifaldera que se lleve al chucho a pasear lejos de Madrid (espero que no tarde más de un mes). Prometo hacerle un buen regalo, vamos como al boo.
Un saludo para todos mis compis de este gran y estupendo club. Y felicidades a Santiago Chiscano por su excelente marca. ¡Agur!
¡Gracias Jose Mari! Por tu crónica.
Impresionante relato.....que capacidad...Enhorabuena por la marca y por el Boo¡¡
ResponderEliminarAser, muchas gracias por tus valoraciones y por tu felicitación. La verdad es que estoy muy contento, sobre todo por haber tenido la capacidad para superar todos los imponderables que se produjeron. Ahora toca recuperarme de la tendinitis y ver al podólogo para evitar problemas de futuro (como bien sabes el tibial sujeta a través de su inserción en la protuberancia del escafoides del pie el arco plantar en su parte media y evita que se hunda y genere pie plano adquirido o sobrevenido.).
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y ya sabes, ten siempre un boo muy cerca. J.M.Somalo
muuu bien!!!!hace unos cuantos meses hciste marca en 10km(que seguro que has vuelto a bajarla) y ahora en una media muy bonita y encima sobreponiendote a todos esos problemas que llevabas y que los santos apaciguaron para que pudieras sacar todo lo que has entrenado.ahora toca disfrutar y cuidarse.beni zancadas
ResponderEliminarBenito, muchas gracias por tu felicitación y tus ánimos. Esta temporada he podido progresar al haber podido enlazar diez meses consecutivos sin parar de entrenar (la primera vez en 5 años), combinando aumentos y disminuciones de volumen y carga en función de los síntomas que manifestaba mi "body". La parada ahora es "estratégica", pues conviene que no vaya a más lo que tengo y recuperarlo plenamente. Y como bien dices, a disfrutar del resultado conseguido, que ha costado pero ha llegado.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte y mucha suerte para las próximas competiciones. J.Mª Somalo.